Nunca votaré por alguien así. Cuando deseaba vivir en EEUU, soñaba con un país donde la libertad era realidad, la justicia funcionaba y la Suprema Corte era un baluarte de valores, ejemplo de la verdadera división de poderes en la democracia. Hoy pienso: me engañaron.
Me he cansado de decir que, mientras más se base todo lo que ocurre en lo que digan abogados y jueces, peor estaremos. No es una casualidad que casi todos los políticos son abogados, pero también son analfabetos emocionales, sexuales y psicológicos. En fin, ignorantes.
En un programa de mi compatriota Oscar Haza, pude oír algo horrible, de la boca de una “abogada”. De forma cínica, insistía a otra colega, que se quejaba de la otra bofetada que nos dio la Suprema, en cuanto a las armas y la violencia, de que sus pequeñas hijas no tenían seguridad en las escuelas,
ni en ningún sitio. La respuesta de la “abogada” fue: “Arma a tus hijitas (son niñas pequeñas) y enséñalas a disparar”.