Trump Trickery
Por Diane Francis
No se puede dejar de notar que el absurdo “plan de paz” de 28 puntos —que en realidad no es un plan de paz— presentado por el equipo de Trump para Ucrania y Rusia ha desplazado de los titulares temas como Epstein, Venezuela e incluso la crisis de asequibilidad en Estados Unidos. Pero este documento perjudica a Trump: parece un plan clandestino que busca rescatar la fallida invasión de Vladimir Putin, socavar a Ucrania, Europa y la OTAN, y convertir al vicepresidente aislacionista y pro-Putin, “Camarada” J.D. Vance, en un secretario de Estado de facto, por encima del designado Marco Rubio. Afortunadamente, el plan es tan amateur, tan comprometido y tan evidentemente elaborado por Rusia y por socios comerciales de Trump, que ha despertado a Europa, unido a los ucranianos, provocado una rebelión republicana y demostrado que negociantes privados están dirigiendo la política rusa de Trump sin supervisión de seguridad nacional. El senador republicano Mike Rounds incluso dijo que el documento “parece como si hubiera sido escrito en ruso desde un inicio.”
One can’t help but notice that the Trump regime’s preposterous 28-point non-peace “peace plan” for Ukraine and Russia has knocked Epstein, Venezuela, and even America’s affordability troubles off its front pages. But the document damages Trump: It appears to be a rogue document that proposes to bail out Vladimir Putin’s failed invasion, undermine Ukraine, Europe, and NATO, and pit isolationist and pro-Putin Vice President “Comrade” J.D. Vance into the role of de facto secretary of state, now held by his Presidential Marco Rubio. Fortunately, the plan is so amateurish, so compromised, and so transparently crafted by Russia and Trump’s business associates that it has jolted Europe awake, united Ukrainians, triggered a Republican mutiny, and confirmed that private dealmakers are driving Trump’s Russia policy without U.S. national security oversight. US Republican Senator Mike Rounds even said the document “looked more like it was written in Russian to begin with.”
Los autores de este “plan de paz” incluyen al enviado especial de Trump y socio inmobiliario Steve Witkoff, al yerno Jared Kushner y al gestor del fondo soberano del Kremlin, Kirill Dmitriev. Los tres se reunieron en Miami a finales de octubre para redactar un “plan de paz”. Ninguno estaba autorizado. Ninguno representaba formalmente a Estados Unidos. Fue un “arreglo paralelo” entre amigos: Dmitriev es amigo de Kushner y dirige el Fondo Nacional de Riqueza de Rusia, un fondo valuado en 158.84 mil millones de dólares. La reunión ocurrió en secreto en el Hotel Faena —propiedad del oligarca ruso Len Blavatnik, ahora ciudadano estadounidense y asociado comercial de Witkoff— y esencialmente elaboraron una lista de deseos del Kremlin.
The authors of this “peace” plan include Trump’s special envoy and real-estate associate Steve Witkoff, son-in-law Jared Kushner, and Kremlin sovereign-wealth manager Kirill Dmitriev. The three met in Miami in late October to draft a “peace blueprint.” None were authorized. None represented the United States in any formal capacity. It was a “side deal” done by pals: Dimitriev is friends with Kushner and serves as head of Russia’s National Wealth Fund, a piggybank worth $158.84 billion. The three met clandestinely at the Faena Hotel — owned by Len Blavatnik, a Russian oligarch who is now a US citizen and does business with Witkoff — and they essentially crafted a Kremlin wish list.
La reunión fue ocultada al secretario de Estado Marco Rubio, a la OTAN, a los líderes europeos y al gobierno ucraniano. También fue escondida de los organismos de seguridad nacional de EE.UU. El secreto fue tan extremo que, cuando el plan se filtró, los senadores tuvieron que apresurarse para averiguar quién lo escribió. El senador independiente Angus King dijo que Rubio personalmente les informó que “este no era el plan de la administración”. La verdad es que la administración nunca lo había visto: ni en el Departamento de Estado, ni en Defensa, ni en el Consejo de Seguridad Nacional. El plan apareció en público como caído del cielo, con huellas digitales claramente rusas. Después, cuando Putin lo respaldó como una “base para negociación”, y Trump también, alegando que no era su “oferta final”, se cayó la fachada.
The meeting was allegedly hidden from Secretary of State Marco Rubio, from NATO, from European leaders, and from the Ukrainian government. It was also hidden from the U.S. national-security establishment. The secrecy was so extreme that when the plan leaked, senators had to scramble to find out who wrote it. Independent Senator Angus King said Rubio personally told senators that “this was not the administration’s plan.” The truth is that the administration had never seen it. Not at State. Not at Defense. Not at the National Security Council. The plan appeared in public as if dropped from the sky, with fingerprints that were unmistakably Russian. Then, after Putin endorsed it as a “basis for negotiation,” and so did Trump, who added it wasn’t his “final offer,” the gig was up.
Ahora Rubio juega al “policía bueno” frente al “policía malo” Vance, convocando y presidiendo una reunión en Ginebra el 24 de noviembre con funcionarios europeos y ucranianos para discutir el plan y proponer contrapropuestas. Declaró rápidamente que estaban avanzando, sin dar detalles, y afirmó: “Creo que todos reconocemos que parte de lograr el fin de esta guerra requerirá que Ucrania sienta que está segura y que nunca volverá a ser invadida o atacada.” Mientras tanto, Trump avivó el proceso diciendo que “el liderazgo ucraniano ha expresado cero gratitud a EE.UU.” [falso] y que “Europa sigue comprando petróleo ruso” [esto es cierto, irónicamente en gran parte por su único aliado europeo, Viktor Orbán de Hungría].
Now Rubio plays “good cop” to Vance’s “bad cop” by convening and chairing a meeting in Geneva on November 24 with European and Ukrainian officials to discuss the plan and devise counterproposals. He quickly declared they were progressing without providing details and said, “I think we all recognize that part of getting an end to this war will require Ukraine to feel that it is safe and it is never going to be invaded or attacked again.” Meanwhile, Trump goaded the process on by stating that “Ukrainian leadership has expressed Zero gratitude to the U.S. [untrue] and Europe keeps buying Russian oil. [This is true, and, ironically, the biggest culprit is Trump’s only Euro pal, Victor Orban of Hungary.]”
A pesar de su supuesto objetivo de traer “paz”, el plan hace lo contrario y desmantelaría a Ucrania como estado soberano, exponiéndolo —y a Europa— a invasiones futuras. Los autores propusieron que Ucrania cediera territorio, redujera su ejército, limitara alianzas y otorgara a Rusia acceso a sus minerales críticos y puertos. También propusieron un “pacto de cooperación económica” entre EE.UU. y Rusia que abarcaría energía, recursos naturales, IA, centros de datos y extracción de minerales raros del Ártico. Esto no es mantenimiento de la paz; es saqueo y anexión de riqueza sin pago. Para hacerlo más atractivo para Washington, también sugirieron que EE.UU. recibiera 100 mil millones de los 350 mil millones en activos rusos congelados—dinero que no pertenece a Estados Unidos y que Europa jamás liberará sin autoridad legal internacional. Estas propuestas permitirían a Putin escapar de la derrota y preparar nuevas invasiones.
Despite the “peace plan’s” avowed intention to bring about “peace”, the plan does the opposite and would dismantle Ukraine as a sovereign state, which would expose it and Europe to more invasions. Its authors proposed that Ukraine surrender territory, reduce its army, limit alliances, and grant Russia access to its critical minerals and ports. It also proposed the creation of a U.S.–Russia “economic cooperation pact” involving energy, natural resources, AI, data centers, and the extraction of Arctic rare earths. This is not peacekeeping; it is plunder and annexation of wealth without payment. To further sweeten the deal for Washington, the threesome also proposed that the United States be given $100 billion from the $350 billion in Russian frozen assets—money that does not belong to America and that European governments will never release without international legal authority. These proposals would provide Putin a pathway out of defeat and set Moscow up to make more invasions.
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