En el mundo de la nutrición, es ampliamente reconocido que una dieta balanceada es crucial para mantener una buena salud. Numerosos estudios han demostrado que una alimentación equilibrada proporciona los nutrientes esenciales que el cuerpo necesita para funcionar de manera óptima, además de ayudar a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.Sin embargo, un nuevo campo de investigación, conocido como crononutrición, está destacando la importancia del momento en que ingerimos nuestros alimentos y cómo esto puede afectar nuestra salud.
In the world of nutrition, it is widely recognized that a balanced diet is crucial to maintaining good health. Numerous studies have shown that a balanced diet provides the essential nutrients that the body needs to function optimally, in addition to helping prevent chronic diseases such as diabetes, hypertension and cardiovascular diseases.However, a new field of research, known as chrononutrition, is highlighting the importance of when we eat our food and how this can affect our health.
La crononutrición estudia cómo la sincronización de las comidas con nuestros ritmos circadianos influye en la salud. Un estudio publicado en la revista Physiology & Behavior ha revelado que comer en horarios inadecuados puede contribuir significativamente a la obesidad. Este estudio sugiere que sincronizar las comidas con los ritmos biológicos del cuerpo puede mejorar el control del peso y la salud metabólica.Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Mujeres Ewha en Seúl, Corea del Sur, y que involucró a casi 10,000 personas con una edad promedio de 54 años, ha arrojado luz sobre la importancia de evitar comer tarde en la noche.
Chrononutrition studies how synchronizing meals with our circadian rhythms influences health. A study published in the journal Physiology & Behavior has revealed that eating at inappropriate times can significantly contribute to obesity. This study suggests that synchronizing meals with the body's biological rhythms can improve weight control and metabolic health.A recent study conducted by researchers at Ewha Womans University in Seoul, South Korea, involving nearly 10,000 people with an average age of 54, has shed light on the importance of avoiding eating late at night.
Los resultados de este estudio, que analizó datos de 9,474 adultos coreanos, indican que las personas que consumen alimentos después de las 21 horas tienen un 20% más de probabilidades de volverse obesas. Este riesgo es aún mayor en los hombres, quienes mostraron un aumento del 34% en la probabilidad de desarrollar obesidad. Las mujeres, por su parte, eran más propensas a acumular grasa abdominal debido a los refrigerios nocturnos.Comer tarde por la noche puede desalinear el reloj biológico del cuerpo, afectando los niveles hormonales y aumentando la sensación de hambre. Esto puede conducir a un mayor consumo de alimentos y, en consecuencia, al aumento de peso.
The results of this study, which analyzed data from 9,474 Korean adults, indicate that people who consume food after 9 p.m. are 20% more likely to become obese. This risk is even higher in men, who showed a 34% increase in the probability of developing obesity. Women, meanwhile, were more likely to gain abdominal fat due to late-night snacking.Eating late at night can misalign the body's biological clock, affecting hormone levels and increasing feelings of hunger. This can lead to increased food consumption and, consequently, weight gain.
La falta de sueño también puede alterar las hormonas que regulan el apetito, incrementando aún más el riesgo de obesidad. Los factores sociales modernos, como las jornadas laborales prolongadas, el trabajo en turnos nocturnos y el uso generalizado de dispositivos electrónicos, han exacerbado la desalineación circadiana y sus riesgos asociados para la salud.Además del horario de las comidas, el estudio también examinó la relación entre la duración del sueño y la obesidad. Los resultados mostraron que dormir menos de 6 horas incrementa significativamente el riesgo de obesidad, especialmente en mujeres. Por el contrario, dormir 8 horas o más se asocia con una menor tasa de obesidad. Estos hallazgos sugieren que tanto el momento de las comidas como la calidad del sueño juegan roles cruciales en la prevención de la obesidad.
Lack of sleep can also alter the hormones that regulate appetite, further increasing the risk of obesity. Modern social factors, such as long work hours, night shift work, and widespread use of electronic devices, have exacerbated circadian misalignment and its associated health risks.In addition to meal timing, the study also examined the relationship between sleep duration and obesity. The results showed that sleeping less than 6 hours significantly increases the risk of obesity, especially in women. On the contrary, sleeping 8 hours or more is associated with a lower rate of obesity. These findings suggest that both meal timing and sleep quality play crucial roles in preventing obesity.
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