Trump Fixed NATO. He Can Do the Same with Drug Prices
El expresidente Donald Trump logró lo que varios de sus predecesores no pudieron: convencer a los países europeos de aumentar significativamente su gasto en defensa. Durante casi veinte años, esas naciones se resistieron, pero las presiones comerciales de Trump y la amenaza de consecuencias económicas finalmente dieron resultado. Ahora, los miembros europeos de la OTAN se comprometieron a alcanzar un gasto de defensa del 5% de su PIB para 2035.
Former President Donald Trump accomplished what several of his predecessors could not: persuading European nations to significantly raise their defense spending. For nearly two decades, they resisted, but Trump’s trade pressures and threats of economic consequences finally paid off. Now, European NATO members have committed to reaching defense spending levels of 5% of their GDP by 2035.
Este triunfo diplomático valida el enfoque directo y firme de Trump en política exterior, y también ofrece un modelo para enfrentar otro problema: el “aprovechamiento gratuito” de otros países sobre la industria biotecnológica estadounidense. Mientras que Estados Unidos soporta más del 70% de las ganancias globales que financian la investigación en nuevos medicamentos, muchas naciones ricas imponen controles de precios y barreras burocráticas para evitar pagar lo que realmente cuestan las medicinas innovadoras.
This diplomatic victory validates Trump’s firm, direct approach to foreign policy, and it also provides a model for tackling another issue: foreign “freeloading” on America’s biotech industry. While the United States shoulders over 70% of global profits that fund new drug research, many wealthy nations impose price controls and bureaucratic barriers to avoid paying the true cost of innovative medicines.
La propuesta de Trump de implementar precios de “Nación Más Favorecida” (MFN), que limitaría los precios de los medicamentos en EE. UU. a los niveles más bajos de otros países desarrollados, no resolvería el problema. Sería como recortar el presupuesto de defensa estadounidense para igualarlo con el de otros países, en lugar de obligarlos a gastar más. Esto debilitaría a las farmacéuticas en su mercado más importante, frenaría la innovación y dejaría a China la oportunidad de liderar la ciencia global.
Trump’s proposal to implement “Most Favored Nation” (MFN) pricing, which would cap U.S. drug prices at the lowest levels paid abroad, would not solve the problem. It would be like cutting America’s defense budget to match that of other countries, instead of forcing them to spend more. This would cripple pharmaceutical companies in their most critical market, slow down innovation, and give China an opening to dominate global science.
En cambio, Trump podría usar la misma estrategia que con la OTAN: presionar a los países ricos para que paguen su parte justa. Europa, por ejemplo, utiliza mecanismos como precios de referencia externos, descuentos obligatorios y devoluciones millonarias que reducen los ingresos de las farmacéuticas. Solo en Francia, los reembolsos superaron los 8 mil millones de dólares en 2024.
Instead, Trump could apply the same strategy he used with NATO: pressuring wealthy countries to pay their fair share. Europe, for example, uses tools like external reference pricing, mandatory rebates, and billion-dollar clawbacks that reduce pharmaceutical revenues. In France alone, rebates exceeded $8 billion in 2024.
Si Estados Unidos lograra que sus aliados destinaran la misma proporción de su PIB per cápita a medicamentos innovadores que los estadounidenses, entrarían decenas de miles de millones adicionales cada año en investigación. Esto aceleraría el desarrollo de tratamientos y distribuiría los costos de manera más justa: los precios caerían en EE. UU. mientras subirían gradualmente en otros países.
If the U.S. managed to get its allies to spend the same share of their per-capita GDP on innovative medicines as Americans do, tens of billions in additional funding would flow into research every year. This would accelerate the development of new treatments and distribute costs more fairly: prices would fall in the U.S. while gradually rising abroad.
En conclusión, copiar el modelo de precios de otros países solo dejaría que ellos dictaran la política de salud estadounidense. La experiencia de Trump con la OTAN ofrece un mejor plan: obligar a los aliados a asumir su parte del costo. Así, los pacientes y contribuyentes en EE. UU. pagarían menos, la innovación se mantendría fuerte y el liderazgo estadounidense en biomedicina continuaría firme.
In conclusion, copying other countries’ pricing models would only let them dictate U.S. healthcare policy. Trump’s NATO experience offers a better plan: force allies to pay their fair share of the costs. That way, American patients and taxpayers would pay less, innovation would remain strong, and U.S. leadership in biomedicine would stay secure.
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